Fuente | Repronto
El pasado 15 de junio finalizaba la cuarta temporada de 'Reflexiones de Repronto', una de las (más singulares y adictivas) anomalías audiovisuales patrias divulgadas a través de la red de redes. El artefacto, obra de Raúl Minchinela y sus compinches, se ha convertido, desde su aparición en 2007, en uno de esos fenómenos que las recomendaciones en cadena han ido transformando, día a día, en bálsamo imprescindible para sobrellevar la (in)soportable levedad del ser (humano) del siglo XXI.
Después vino el aval de un puñado de sospechosos habituales de la cultura posmoderna. A saber: Jordi Costa: "Una excéntrica, estimulante colección de micro-conferencias-espectáculo en las que los viajes transversales a través de exóticos territorios de la cultura popular cristalizan en iluminadoras cargas de profundidad. Es el programa que uno desearía tener en televisión para terminar el día, cumpliendo la función de un contracultural 'Últimas preguntas', pero el soporte es lo de menos: ese programa existe"; Rodrigo Fresán: "Repronto es un maestro absoluto del libre flujo de conciencia, del nexo absurdo pero súbitamente tan lógico entre dos cuestiones aparentemente irreconciliables y de la contundente y relampagueante miniconferencia"; Miguel Brieva: "Ojalá sólo existieran programas como Repronto en televisión. No, mejor aún, ojalá no existieran en absoluto programas ni televisión, pero que de algún modo ultramagnético o polisensorial nos llegasen sus ondas como una suave brisa marina y pudiéramos disfrutar de su ingenio y su agudeza mientras nos mecemos en una hamaca con los ojos cerrados. Eso no estaría mal, ¿no?; Agustín Fernández Mallo: "El equilibrio entre el delirio, la verosimilitud y la inteligencia es perfecto, humor que sería 'afterhumor', ese que en el ámbito latinomediterráneo tan tópico y nuestro es casi inexistente".
¿Te haces una idea acerca de qué estamos hablando? Imagino que no. Pues el responsable del invento te echa una mano: "Repronto pretende recuperar una tradición española que se ha dado por perdida: la de la conferencia espectáculo. Nuestros modelos son maestros como Ramón Gómez de la Serna (sobre todo) y José Ortega y Gasset. Por otro lado, la estética retrofuturista de Repronto procura beber en la tradición de la Escuela Radio Maymó, que, durante medio siglo, fue el horizonte de la electrónica en España. Hay un tercer modelo, en negativo: el presentador-azafato de gran sonrisa que pretende venderte algo. Repronto es una mezcla de científico loco y supervillano para que el espectador tenga una actitud defensiva y escéptica, el contrario de la relajación buenrollista comercial que se da en nuestros días“.
Lo dicho hasta aquí (te) puede parecer mucho pero no es más que una mera introducción a un universo fascinante. Si aún no lo conoces, tienes por delante 48 capítulos para gozar... y para sumarte a la (interminable) lista de incondicionales de una serie que nunca debería conocer el significado de punto y final.
Fuente | Repronto
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