2 may 2011

Mis posmodernos favoritos (30): Arcadi Espada

Fuente | YouTube

Arcadi Espada es un periodista estajanovista -con perdón- y un ególatra converso mediático y un analista que (sobre)vive nadando a la contra y un profesional que no se casa con nadie y un profesor dogmático que, paradójicamente, rehuye la moralina. Arcadi Espada es todo eso y mucho más: es el mejor -si entendemos por mejor al más informado, curioso, talentoso y desprejuiciado- periodista de cuantos ejercen, hoy por hoy, en la península ibérica -y son, somos, muchos-. Leyéndolo, escuchándolo, viéndolo, uno se siente más sabio sin que ello implique, necesariamente, hacer ímprobos esfuerzos intelectuales; ya los hace él por nosotros, divulgando generosamente sus conclusiones por cualquiera de los canales comunicativos que atiborra de conocimiento y de ética a diario.

La (más temida) mosca cojonera del periodismo patrio ha escrito libros 'contra Cataluña'; ha metido el dedo en la llaga de la sociedad bien pensante hablando 'del amor a los niños'; ha dado (magistrales) lecciones mediáticas analizando los diarios nacionales en sus (multipremiados) 'diarios'; y ha continuado dicha tarea publicando un vademécum de 'periodismo práctico' antes de presagiar 'el fin de los periódicos'. Sus artículos y entrevistas valen mucho más de lo que cuestan y su cotización continúa al alza en estos tiempos de crisis generalizada.

Desde que se pasó a la acera de enfrente -de El País a El Mundo-, analiza desde dentro, con admirable equidistancia, lo que publican su periódico y los que le hacen la competencia, y amplía contenidos en su blog personal. De allí cuelga desde hace escasas jornadas un (aleccionador) post que recoge una reciente intervención americana en la que se atreve a dar tres consejos a los periodistas del futuro. Resumidos: que es falso que el periodismo esté en crisis; que nunca el periódico fue más necesario; y que la objetividad y la verdad existen. A ellos añade una post data: que sean valientes con el poder cercano -lo más difícil de cumplir cuando se ejercita el noble oficio de contar las cosas tal cual son-.

Tomo nota, maestro.


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