18 jun 2011

Mis posmodernos favoritos (52): Eñe


El último número de Eñe ha supuesto para mí un doble placer: primero, el de recrearme, 'one more time', por entre las páginas de una de las publicaciones culturales más cuidadas del panorama editorial patrio; segundo, el de paladear cada línea de un ejemplar admirablemente dedicado al trago largo desde el reclamo 'gintónico' de su portada hasta la última gota (de tinta) literaria. Así, deleitando, ha llegado el juguete intelectual de La Fábrica a su número 25, que certifica que ha sobrevivido a otras tantas estaciones de los últimos seis años.

"Eñe es", según sus responsables, "una revista para leer. Una revista de creación literaria". ¿Su contenido? "Eñe publica relatos de ficción, poesía y ensayos personales que giran en torno de un tema (pues es una publicación monográfica) [...]. Cada número lo ilustra un artista de renombre, que crea la portada y las ilustraciones del interior. Eñe es trimestral y su salida coincide con las estaciones del año. Es una revista, pero parece un libro. Mide 14,5 x 22 cm, tiene unas 140 páginas y cuesta 10 euros. Se hace en español y se dirige a un público que piensa, habla y vive en español [...]. Una revista para guardar".

Y sí, eso es, más o menos, lo que propone el artefacto editado por Alberto Anaut y dirigido por Camino Brasa, cuya trayectoria está plagada de páginas gloriosas escritas por los más ilustres representantes de las letras contemporáneas: un lujo que internet lleva hasta los hogares de los más escépticos, con limitaciones -hay que pagar por la mayoría de las piezas- pero con todo lujo de detalles para despertar el apetito lector.


Fuente | Eñe

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